Hugo Pardo escribió el capítulo "La crisis de la universidad iberoamericana en el postdigitalismo: liderazgo social o marca blanca" en su nuevo libro Geekonomía, que saldrá el próximo 10 de enero. Cinco conclusiones para pensar desde aquí porque no podemos participar del debate que ocurre en este día.
1. Parte del sistema universitario sufre una nueva crisis desde el momento que deja de construir escasez, relega la experiencia de pertenecer como foco y pone su eje principal en ofrecer contenidos y emitir títulos oficiales. Esta crisis institucional de entornos, interfaces y métodos de aprendizaje está matizada por factores que posicionan a la universidad mejor que nunca en su historia. Pero ¿qué sucedería si en algún momento se cuestionara su monopolio de la acreditación?
2. Las universidades de élite seguirán trabajando bajo la economía de la escasez y la reputación. La dificultad se trasladará a las marcas blancas universitarias, instituciones que no han sabido o no han podido construir prestigio y que se convirtieron en un costoso parking de jóvenes antes de su ingreso al mercado laboral y en un aún más costoso espacio de profesores sin redes internacionales, exigencias meritocráticas ni competencia real.
3. La innovación debe ser prioritaria en la rutina profesional docente, a través de: polialfabetización; producción contra la invisibilidad; búsqueda y diseño de entornos significativos que enfaticen los territorios mentales sobre los geográficos o departamentales; autocrítica en las múltiples instancias de revisión entre pares, meritocracia y lucha contra la endogamia; nuevas ideas anuales en el ejercicio de la docencia.
4. Los profesores universitarios debemos adaptarnos a los nuevos tiempos. Pero, ¿cuál es la responsabilidad de los alumnos en todo este proceso? ¿Cuál es su voluntad de pasar de sujeto pasivo a activo de su propia educación? Deben cambiar la actitud de frecuentar una universidad-hotel para formar parte de una universidad-laboratorio.
5. No es correcto establecer una segmentación nítida entre supuestos nativos digitales disruptivos y profesores analógicos démodé. Este argumento sitúa toda la presión del cambio en el profesorado y quita responsabilidad a los estudiantes. Es erróneo creer que los jóvenes son más inteligentes y productivos porque son multitasking, interactúan en las redes sociales o consumen videojuegos. Las capacidades de los nativos digitales son signos de su tiempo, y en cada generación existen virtudes transformadoras del ecosistema social y conductas generacionales menos dinámicas.
1. Parte del sistema universitario sufre una nueva crisis desde el momento que deja de construir escasez, relega la experiencia de pertenecer como foco y pone su eje principal en ofrecer contenidos y emitir títulos oficiales. Esta crisis institucional de entornos, interfaces y métodos de aprendizaje está matizada por factores que posicionan a la universidad mejor que nunca en su historia. Pero ¿qué sucedería si en algún momento se cuestionara su monopolio de la acreditación?
2. Las universidades de élite seguirán trabajando bajo la economía de la escasez y la reputación. La dificultad se trasladará a las marcas blancas universitarias, instituciones que no han sabido o no han podido construir prestigio y que se convirtieron en un costoso parking de jóvenes antes de su ingreso al mercado laboral y en un aún más costoso espacio de profesores sin redes internacionales, exigencias meritocráticas ni competencia real.
3. La innovación debe ser prioritaria en la rutina profesional docente, a través de: polialfabetización; producción contra la invisibilidad; búsqueda y diseño de entornos significativos que enfaticen los territorios mentales sobre los geográficos o departamentales; autocrítica en las múltiples instancias de revisión entre pares, meritocracia y lucha contra la endogamia; nuevas ideas anuales en el ejercicio de la docencia.
4. Los profesores universitarios debemos adaptarnos a los nuevos tiempos. Pero, ¿cuál es la responsabilidad de los alumnos en todo este proceso? ¿Cuál es su voluntad de pasar de sujeto pasivo a activo de su propia educación? Deben cambiar la actitud de frecuentar una universidad-hotel para formar parte de una universidad-laboratorio.
5. No es correcto establecer una segmentación nítida entre supuestos nativos digitales disruptivos y profesores analógicos démodé. Este argumento sitúa toda la presión del cambio en el profesorado y quita responsabilidad a los estudiantes. Es erróneo creer que los jóvenes son más inteligentes y productivos porque son multitasking, interactúan en las redes sociales o consumen videojuegos. Las capacidades de los nativos digitales son signos de su tiempo, y en cada generación existen virtudes transformadoras del ecosistema social y conductas generacionales menos dinámicas.
referencias: http://www.digitalismo.com/
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