Buscando un tema que pueda vincular con nuestras efemérides nacionales como el día del niño, de nuestro país, me encontré con este manifiesto sobre los derechos del niño en la era digital, comparto totalmente una educación basada en la confianza y no en el control, deberíamos dejarnos de armar tantas filas para los desplazamientos de nuestros alumnos y comenzar a confiar que pueden entrar a las aulas en forma ordenada, deberíamos cambiar los molestos timbres, confiando que se autorregulen profesores y alumnos de los lapsos de aprendizaje, aún nos pesan muchos dispositivos de opresión y control que no nos ayuda a ser autónomos y responsables de nuestras propias vidas... falta reflexionar sobre nuestras costumbres y hábitos que siguen siendo un obstáculo para madurar y pasar de la niñez a la adultez.
9. Artículo IX - La hipocresía del mundo digital
Sobre casi todas las cosas, la cultura digital se enorgullece de la noción de que la información debe ser libre de que esta nueva cultura debe permanecer desencadenada y desobstruida. Los esfuerzos corporativos y gubernamentales para mantener el control, y la promoción de los así llamado estándares de decencia, son sujetos de feroz debate en línea y de discusiones políticas fuera-de-línea. Pero, la cultura o está callada o apoya los intentos de bloquear a los niños. La EFF apoya incondicionalmente el delimitar el acceso de los chicos a la Red, y hasta tiene vínculos desde su sitio web a creadores de software de bloqueo. Aún los sistemas de conferencia con ideas libertarias como "The Well" casi ha dado por hecho que a los chicos se les puede negar la libertad de expresión por la que todos los demás están tan deseosos de luchar.
Los Ciudadanos de la Nación Digital, quienes están dispuestos a lanzarse contra las barricadas cuando el congreso intenta disminuir su libertad de expresión, parecen estar felices de acoger la nueva plataforma de software de bloqueo. Parecen estar bastante deseosos de intercambiar los derechos de los chicos por su propia libertad de expresión. No nos secuestre, llévese a nuestros hijos.
Nadie en el altamente sensitivo y politizado mundo digital adulto pestañea cuando los medios alegremente hablan sobre software de bloqueo como una alternativa clara para censurar la Internet. A nadie le preocupa cuando las reseñas recomiendan programas como Cybersitter (niñeras cibernéticas), Surfwatch (vigilantes de la navegación), Cyber Patrol (policía cibernética). Los mismos nombres de los programas son condescendientes y humillantes.
Esta estrategia es la antítesis de la confianza y la conversación racional entre adultos y chicos, y ofrece evidencia de la creciente necesidad de proteger a los chicos, no de la "mugre", sino de los abusos de poder de los adultos.
El software de bloqueo es nocivo y potencialmente ilimitado. Algunos de estos programas tienen miles de potenciales categorías prohibidas, que van mucho más allá de sexo y violencia. Una vez aplicados, la censura y las restricciones inevitablemente se esparcirán a otras áreas en las que los alumnos deseen poner límites: asuntos políticos que difieren de sus propios valores, foros de música y películas que no estén de acuerdo a los gustos de los adultos, amigos en línea que no logren su aprobación, la teoría de Darwiniana.
Aun cuando está siendo introducida en América como un medio para proteger a los chicos, cuando esta tecnología evolucione podría convertirse en la mejor tecno-amiga del tirano, y ofrecer aún más ingeniosas formas de controlar la expresión y las ideas. Algunos chicos que crezcan sometidos a esto lo harán pensando inevitablemente que la forma de lidiar con tópicos que no nos gustan es bloquearlos, removerlos de nuestra vista y conciencia. En cualquier otro contexto, los defensores de la libertad de expresión estarían dando botes.
Como los códigos tontos de calificación de la industria de las películas, el software de bloqueo ofrece la ilusión de mantener control. No garantiza seguridad, ya que sofisticados malhechores lo evadirán aún más rápido que los chicos. Y no enseña civismo en el mundo digital.
Mientras los padres se retiran, seguros en su creencia que Net Nanny (Nana de la Red) hará el trabajo que ellos deberían hacer, cuenten con esto: los chicos, muchos de los cuales ayudaron a crear la cultura digital rápidamente trascenderán este software. Ellos estarían mucho mejor si los padres les acompañasen cuando ellos se conecten por primera vez, mostrándoles qué es inapropiado o peligroso.
El bloqueo priva a los chicos de confrontar las realidades de la nueva cultura:
Algo de esta es pornográfica, violenta, y ocasionalmente peligrosa. Ellos necesitan dominar esas situaciones de una manera racional y supervisada para aprender cómo protegerse a sí mismos realmente.
Esta urgencia de bloquear presupone que la exposición a ciertos tópicos es intrínsecamente peligrosa. Pero, solo un infinitesimalmente pequeño número de chicos ha sido seducido a situaciones potencialmente peligrosas como resultados de encuentros en línea. Menos de 25, de acuerdo con el Centro Nacional de Chicos Desaparecidos y Explotados. Esa es una cifra minúscula dados los billones de encuentros en línea.
El mundo digital le debe a los chicos el defender sus derechos tan celosamente como defiende los suyos propios. Hasta ahora, ha fallado, traicionando su propia heredad y, lo que es peor, su futuro.
Los chicos necesitan echarle mano a las nuevas máquinas. Necesitan acceso igual a la tecnología de la cultura, investigación y comunicación. Las familias pobres y de la clase trabajadora tienen pocas computadoras comparadas con la clase media. Y estamos dándonos cuenta que algunos chicos de minorías se resisten a usar computadoras, ya que para ellos son los juguetes de los "nerds blancos".
Pero, si la tecnología puede crear una brecha entre los que tienen y los que no, también puede acortarla. PCTV´s portátiles y baratas, televisiones con computadoras y módems de cable, podrían ayudar a hacer rápidamente más igualitaria la revolución digital. El apresurar la llegada de tal acceso igualitario, debería ser el asunto moral primero y más apremiante de la generación digital.
Los chicos también necesitan aprender a usar la maquinaria de la cultura con seguridad y responsabilidad. Esto significa comprender las nuevas reglas de comunidad en el mundo digital, transcendiendo el tono a veces abrasivo e innecesariamente combativo que se muestra en muchas discusiones en línea. Necesitan aprender a investigar ideas e historia tanto como a chatear, a boca llena, y a descargar juegos.
Los chicos necesitan ayuda para convertirse en ciudadanos con mente cívica en la era digital, ayuda para comprender cómo usar la maquinaria al servicio de algún propósito social más amplio que el simple entretenimiento. Necesitan guía para administrar su nueva habilidad de conectarse instantáneamente con otras culturas. Necesitan recordatorios de cómo evitar los peligros del elitismo y la arrogancia.
Pero más que nada, es tiempo de extender a los chicos la idea fundamental que Locke, Thomas Paine, Thomas Jefferson y otros introdujeron al mundo tres siglos antes: que todos tenemos derechos, que a todos se les debe dar tanta libertad como sea posible, que todos deben tener la oportunidad de elevarse hasta los límites de su potencial.
Necesitamos enseñarnos a nosotros mismos cómo confiar en que los chicos pueden hacer juicios racionales sobre su propia seguridad. Vemos su mundo como a un lugar oscuro y peligroso, aún cuando ellos lo ven como un desafío, entretenido y emocionante. Somos condescendientes con ellos creyendo que ellos no tienen el carácter, sentido común o conciencia para enfrentarse a los peligros de su basto y expansivo universo cultural. Y ahora, tratamos de bloquearles de ese mundo.
Nosotros no tenemos oportunidad. Como las ideas de emancipación de Locke, las vidas de los chicos están ganando momento por sí solas, moviéndose rápidamente más allá de nuestro control ansioso y miedoso.
Desde el tiempo de Locke, la democracia ha avanzado inexorablemente cuando las monarquías y los regímenes autoritarios han fallado. Ellos han sido menoscabados por nuevas ideas que cabalgan en las espaldas de nuevas tecnologías que ahora se extienden a todos los rincones del mundo. La autoridad opresiva y la censura parecen crecientemente anacrónicas en medio de los bordes porosos de la era digital emergente.
El milenio que se aproxima es más que un hito histórico. Es el tiempo justo para liberar a nuestros chicos de las pesadas manos de la historia. La mayoría de nosotros se da cuenta de que nuestros chicos se mueven hacia una milagrosa nueva era. Ellos, como todos los demás, deberán correr riesgos y evitar peligros. Ellos también cosecharán grandes recompensas.
Los chicos tienen la oportunidad de reinventar las comunicaciones, la cultura, y la comunidad; de enfrentarse a los problemas del nuevo mundo en nuevas formas; de hacerlo mejor de lo que lo hicimos nosotros. En lugar de sujetarlos, deberíamos empujarlos hacia adelante. En lugar de escudarlos, deberíamos tomarles de la mano, guiarles a las puertas, y animarles a seguir.
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